sábado, 29 de noviembre de 2008

Orgasmos catódicos


“La soledad es la ecuación de la vida moderna”
Joaquín Sabina y Fito Páez



La Luna es la cabeza del ahorcado

Con la masificacion del uso de Internet, el Chat se construyó como una nueva forma de comunicación para establecer relaciones. Con profundas implicancias en los ámbitos políticos, sociales y culturales de la sociedad, el Chat o el chatear aparecen como reflejos de nuestro tiempo, donde los espacios públicos y colectivos resultan cada vez más lejanos, y se crean nuevas formas como y para relacionarse.


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Con el avance tecnológico, la globalización excesiva, la penetración cultural y la invasión de los medios masivos de comunicación a nuestra cotidianeidad, nos fuimos acostumbrando a ver siempre con desconfianza al otro. El miedo a lo y los desconocidos devino en el aislamiento individual o en pequeños “ghettos” uniformes. El sentido de pertenencia es continuamente atacado, modificando el “factor identitario” de las personas y las comunidades; los espacios colectivos van resignificandose hasta perder el propio sentido colectivo con el que se construyeron. Las antiguas formas de establecer relaciones fueron modificándose y se dio paso al surgimiento de nuevos canales comunicativos acordes a las características de nuestro tiempo.
Espacios vacíos y sin sentido (No-lugares diría Auge), relaciones efímeras y pasajeras, y un profundo temor al compromiso y a la vinculación, van inundando nuestra rutina resignificando nuestros propios “habitus”. Es en medio de este panorama que el Chat surge y se convierte en un fenómeno mundial donde millones de usuarios, conectados en la soledad y seguridad de sus casas y oficinas, cada día se sumergen en el mundo de la virtualidad buscando amor, sexo, amistad, etc. Y dentro de la amplia gama de posibilidades y salas de Chat que existen en Internet, los Chat de sexo además de ser unos de los que más concurrencia tienen, son los que nos resultan más llamativos, misteriosos e interesantes.
Laura (quien dijo no interesarle revelar su edad) es habitué de salas de sexo virtual en la Web y sostiene que “Los Chat de sexo son verdaderamente submundos, tienen un ambiente sórdido donde nunca sabes que es lo que puede pasar. Al no haber limites, no tenés claro ni tu propio limite. Y de eso se trata, de saber hasta donde queres o podes llegar… yo particularmente lo vivo como una red que se tira al mar”. Relata a través del Messenger y prosigue con una descripción acerca de el sexo virtual “Es una nueva forma de comunicarse y sentir con el cuerpo, todo llevado a otro plano que no es el presencial. Es una ilusión… una masturbación mediante una maquina en donde intervienen otros “hiper-estímulos” para compensar la falta de cuerpo. Estos “estímulos” son a veces visuales, otras verbales, o ambos. Yo particularmente creo que en la mayoría de los casos lo que se busca y se practica es Sexo Express, pero existe también el sexo regular entre dos personas que nunca se ven cara a cara. Existe verdaderamente la piel virtual, la onda, la afinidad, pero solo se puede sostener dentro de lo virtual. Si esas personas se llegaran a encontrar, en realidad encontrarían a personas distintas. En la realidad ya intervienen otros factores: los olores, la respiración, las miradas, las temperaturas… y ahí todo se va a la mierda, la ilusión desaparece”.
Dentro del Chat las fantasías se sostienen en base a un acuerdo implícito donde no se juzga lo real. Es un cierto tipo de ficcionalidad, ni es real ni no lo es, todo es “como si”. Y ese es el pacto… hacer “como si” todo fuera real. En el Chat todo es aparente. No es que no haya tabúes sino que es “como si” no hubiera.

La palabra como estandarte

En el Chat lo único realmente “real” son las palabras. No necesariamente lo que decimos ni como lo decimos, sino la propia palabra escrita. Las relaciones se construyen a través de lo escrito, y es de esta forma que se puede obtener y dar lo que se busca y se desea. El Chat es un espacio anónimo que otorga una cierta impunidad para transformarse en aquello que siempre se quiso ser, para crearse nuevas identidades; que permite ocultar todo aquello que avergüenza o que esta a contramano de los cánones y las convenciones impuestas; y que da lugar para dejar fluir las fantasías más oscuras, y dejar de lado las moralinas. Pero todo ello depende necesariamente de la propia capacidad narrativa para otorgarle cierto grado de verosimilitud a la historia.
De todas maneras el chatear no es sostener un largo monologo escrito donde se deja fluir la imaginación. El Chat es un dialogo entre dos o mas personas, que simula o pretende emular la oralidad. El propio dinamismo y velocidad de las conversaciones deja de lado cualquier convención estética y/u ortográfica, con lo que se crean nuevos simbolismos y códigos para facilitar la comunicación. Y al mantener en un completo anonimato a los interlocutores, estos logran desprenderse de sus propias restricciones permitiéndose “decir” todo aquello que suelen callar en la “vida real”.
Sin embargo, a pesar de la aparente libertad creativa dentro del mundo virtual, los clichés discursivos, el morbo y los lugares comunes se repiten hasta el hartazgo desde el génesis mismo del Chat, el “nickname”: “Colegiala”, “Casada”, “Madura”, “Secretaría”, “Tetona”, “Dotado”, “Virgen”, “Pasivo”, “Rubio”, “Morocho”, etc. Todos ellos con sus diferentes variantes son algunos de los nicks mas frecuentes en las diversas salas.
Esto evidencia que mas allá que lo virtual se construya al margen de lo real, la realidad tiene un peso simbólico dentro de lo aparente. Si bien no necesariamente el usuario que tenga como nick “Rubio” o “Colegiala” lo sea, este intenta emular condiciones y/o características que le faciliten la tarea a la hora de entablar una relación. “Acá todos decimos ser Brad Pitt y todas son Angelina Jolie. Estamos bien dotados, y ellas parten la tierra. No existe, o por lo menos nuca vi un nick que sea “Feo” o “Tengo celulitis”. Todos nos levantamos nuestra propia autoestima, aunque sea por un ratito. Y compramos lo que el otro nos vende. Yo se que ella no es Angelina Jolie, pero no me interesa… me dice que mide 90-60-90, que es rubia, flaca y con buenas piernas. Con eso me alcanza para construir mi fantasía. Pero si me dice que es gorda, con celulitis y acné, no me sirve; por más que este mintiendo y sea una yegua, ya no me sirve para la fantasía”. Explica Diego, un cuarentón casado (según se definió) que frecuenta salas de Chat de sexo de todo tipo y para todos los gustos.
El pretender aquello “ideal” no es más que un intento de fortalecer la propia idealización que hacemos de nosotros mismos. La identidad es continuamente avasallada por la sociedad de consumo y se busca mediante mecanismos “estandarizados” instancias superadoras que sirvan para ocupar los vacíos de la propia existencia. El ida y vuelta que se da dentro de los Chat´s facilita que la autoestima de los usuarios se eleve al obtener una imagen transfigurada de ellos mismos. Pero aquello resulta efímero al no durar por fuera de lo virtual. Es por ello que es frecuente que muchos usuarios de salas de Chat creen una cierta compulsión y adicción a chatear, al ver que todo lo “ideal” desaparece en cuanto las computadoras son apagadas y el golpe de realidad les devuelve su verdadera imagen.

Oid el ruido de rotas cadenas

Si bien a primera vista el espacio virtual aparece como un espacio de libertad plena donde todo esta permitido y se puede dar rienda suelta a las fantasías reprimidas, es en realidad todo lo contrario. Tanto Aldous Huxley como la trilogía de Matrix (por citar solo algunos ejemplos) advirtieron acerca de que lo aparente no es real, y de la peligrosidad que ello conlleva. La distorsión de la realidad, sea a través de un cable conectado al cerebro o de una pantalla, puede producirnos placer o un estado de felicidad, pero en realidad resulta privativo de nuestra libertad.
Con la sexualidad y el Chat sucede exactamente eso. La sexualidad, social y culturalmente, sigue siendo reprimida, y se crean nuevas instancias de aislamiento para contenerla. El aislamiento es tal que hasta los cuerpos son prescindibles. Y ello implica necesariamente que el contacto y la relación con el otro también son abolidas. La soledad parece constituirse como el estado ideal en donde dejarse ser, prescindiendo de todo contacto real con el mundo. Hace unos años era frecuente escuchar como argumento acerca de las ventajas de Internet que con un solo movimiento de dedo podías pasar de New York a París, y el mismo argumento sería valido para relacionarse o tener sexo. Solo basta una pantalla y un teclado.
Diego ejemplifica claramente (quizás sin saberlo) como el Chat resulta un mecanismo represivo de la sexualidad: “Mi mujer no sabe de mis aventuras en el Chat. No se va a enterar por supuesto. Yo con ella soy el marido ideal, pero en la cama resulta aburrido. En cambio acá (sala de Chat) puedo hacer todo lo que quiero. Acá cogi con infinidad de minas, me cogi a tipos y me cogieron. Puedo decir y pedir de todo… y cuando digo de todo, es de TODO. Con mi mujer no. Le llego a decir que quiero que me practique sexo oral y me pide el divorcio…”
Dentro de la virtualidad, las fronteras que la separan de lo real, resultan difusas. Con facilidad suele confundirse lo enunciado con lo factico, y ello trae aparejada una profunda convicción ilusoria, en donde se sostiene como realizado algo que solo fue una enunciación o una exteriorización anónima de los deseos: “Cogi con infinidad de minas, me cogi a tipos y me cogieron (…)”.
La exaltación hedonista del individuo que produce el Chat tiene sus raíces dentro de la propia sociedad “real” y sus prácticas sociales. La imposición de los modelos culturales produce que, al no poder lograr esa transformación el individuo, este la simule, idealizándose a si mismo y al otro, dentro de ese mundo ficticio.
En el mundo virtual, la antigua dicotomía entre apariencia vs esencia parece haberse resuelto. Ya no importa que, ni hay lugar para juzgar. Todo se resume y se sostiene en base a lo “aparente” de la apariencia, en tanto los modelos impuestos sigan respetándose.
No es posible por lo tanto sostener que dentro del mundo de las relaciones virtuales las represiones y los tabúes son vencidos. El orden establecido nunca se ve alterado, no hay nada de transgresor en los hechos concretos de la población internauta. Es solo la ilusión de que se derriban barreras (sean cuales fueran) y de que allí dentro se esta gestando una gran revolución social y sexual que nos permitirá ser mas libres. Mecanismos alienantes para auto convencernos de que somos únicos y omnipotentes, cuando en realidad terminamos quedando presos de un sistema ilusorio que nos aísla y nos hace cada vez mas tecnodependientes.

Matías Teruel

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo puse en otro lado: está buenísimo!!!!

Haku dijo...

salu2 buenos textos! que estén bien! no dejen de escribir!!! ;)