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Entendiendo la continuidad de las cosas como algo arbitrario, tendríamos que presentar este número como un regreso pero en realidad nunca nos fuimos (en todo caso la procesión fue por dentro). Preferimos hablar de cambio, sin renegar de lo anterior que, al contrario, nos enorgullece. El cambio, en todo caso, se da porque en el devenir de las circunstancias y de los acontecimientos, comprendimos que existen momentos en los que se hace necesario afinar la puntería, el ojo y el lápiz.
En el corto trayecto de este viaje que se titula Intravenosa, hubo algunos que se asustaron, otros que descreyeron, y otros que no le vieron destino seguro. A todos ellos, gracias. Gracias porque desde su lugar ayudaron a fortalecer los cimientos de este proyecto. Un proyecto que, a más de dos años de su formación, dentro de una provincia censurada, y en un país amnésico, sigue trabajando sobre la construcción de una identidad propia y de un lugar que permita expresarnos libremente, en oposición a la aceptación muda de las normas y la alienación persistente.
Somos (o hacemos) un Producto Cultural y lo tenemos claro, pese a que algunos intelectuales de cotillón, escudados tras chicanas cobardes, intenten convencernos de que no. Nosotros practicamos y creemos en el trabajo colectivo, jugamos con el “nos-nos” mientras que esos “intelectuales”, se pajéan con su “YO-YO”. Es por ello que, en parte, este número está dedicado a ellos. Para que puedan encontrar las 24.936 faltas de ortografía, los 37.911.836 acentos que faltan, los 429 verbos mal conjugados, las 67 páginas con errores de diseño, las infinitas contradicciones, todas las publicidades del Estado que tenemos, los miles de pesos que recaudamos con este “currito”, etc. Eso sí, también les pedimos que sepan ver que atrás de estas hojas impresas hay mucho laburo colectivo. En Intravenosa se escribe, no se compila. Solo para que lo tengan claro.
Conocemos y tenemos presente nuestros defectos y nuestras limitaciones. Sabemos que Intravenosa no hará un aporte significativo ni revolucionario a la cultura jujeña; no formamos ni formaremos parte de ninguna vanguardia; no hay en estas páginas ningún descubrimiento trascendente ni verdad empírica que sirva a las generaciones venideras. Los intravenosos (generacionalmente) somos los hijos del desastre. Nacimos, crecimos y nos formamos en un país hecho mierda, sin futuro y con el corazón podrido. Estamos convencidos que desde este pequeño lugar de resistencia estamos haciendo algo sin bajarnos los pantalones ante la obsecuencia tan acostumbrada al mundo cultural de Jujuy. Y esto ya es una provocación a los sentidos, que para estos tiempos, no es poca cosa.
Esto no pretende ser ni un manifiesto estético ni un cliché discursivo, es solo el intento por reflejar en algunas líneas nuestro sentimiento al concluir este número. Las dificultades, las trabas y nuestras limitaciones, continuamente nos pinchan para seguir adelante con Intravenosa, trabajando por modificar esta realidad cultural. Preferimos el infierno, que el cielo; el out, que el in; las borracheras, que la vida sana; la carne antes que las verduras; la grasa mas que lo Light; mear fuera del inodoro antes que jugar con la bolita de naftalina; ser anónimos que portar apellidos; las drogas que la vida sin emociones; pero sobre todo… nos gusta hacer esta revista.
Hasta la próxima.
En el corto trayecto de este viaje que se titula Intravenosa, hubo algunos que se asustaron, otros que descreyeron, y otros que no le vieron destino seguro. A todos ellos, gracias. Gracias porque desde su lugar ayudaron a fortalecer los cimientos de este proyecto. Un proyecto que, a más de dos años de su formación, dentro de una provincia censurada, y en un país amnésico, sigue trabajando sobre la construcción de una identidad propia y de un lugar que permita expresarnos libremente, en oposición a la aceptación muda de las normas y la alienación persistente.
Somos (o hacemos) un Producto Cultural y lo tenemos claro, pese a que algunos intelectuales de cotillón, escudados tras chicanas cobardes, intenten convencernos de que no. Nosotros practicamos y creemos en el trabajo colectivo, jugamos con el “nos-nos” mientras que esos “intelectuales”, se pajéan con su “YO-YO”. Es por ello que, en parte, este número está dedicado a ellos. Para que puedan encontrar las 24.936 faltas de ortografía, los 37.911.836 acentos que faltan, los 429 verbos mal conjugados, las 67 páginas con errores de diseño, las infinitas contradicciones, todas las publicidades del Estado que tenemos, los miles de pesos que recaudamos con este “currito”, etc. Eso sí, también les pedimos que sepan ver que atrás de estas hojas impresas hay mucho laburo colectivo. En Intravenosa se escribe, no se compila. Solo para que lo tengan claro.
Conocemos y tenemos presente nuestros defectos y nuestras limitaciones. Sabemos que Intravenosa no hará un aporte significativo ni revolucionario a la cultura jujeña; no formamos ni formaremos parte de ninguna vanguardia; no hay en estas páginas ningún descubrimiento trascendente ni verdad empírica que sirva a las generaciones venideras. Los intravenosos (generacionalmente) somos los hijos del desastre. Nacimos, crecimos y nos formamos en un país hecho mierda, sin futuro y con el corazón podrido. Estamos convencidos que desde este pequeño lugar de resistencia estamos haciendo algo sin bajarnos los pantalones ante la obsecuencia tan acostumbrada al mundo cultural de Jujuy. Y esto ya es una provocación a los sentidos, que para estos tiempos, no es poca cosa.
Esto no pretende ser ni un manifiesto estético ni un cliché discursivo, es solo el intento por reflejar en algunas líneas nuestro sentimiento al concluir este número. Las dificultades, las trabas y nuestras limitaciones, continuamente nos pinchan para seguir adelante con Intravenosa, trabajando por modificar esta realidad cultural. Preferimos el infierno, que el cielo; el out, que el in; las borracheras, que la vida sana; la carne antes que las verduras; la grasa mas que lo Light; mear fuera del inodoro antes que jugar con la bolita de naftalina; ser anónimos que portar apellidos; las drogas que la vida sin emociones; pero sobre todo… nos gusta hacer esta revista.
Hasta la próxima.
4 comentarios:
Felicitaciones por la revista!. Di con ella por el comentario que dejó un integrante del staff en mi blog, tuve suerte de que así fuera. Siempre navego en internet buscando revistas y/o agrupaciones culturales dentro y fuera del país, y muchas veces mis búsquedas terminan siendo infructuosas. Creo que en Argentina hay una generación joven muy interesada en el quehacer cultural y, sin embargo, parece que todo se reduce a iniciativas aisladas. Por eso considero muy importante el contacto y difusión, privilegiando un actitud solidaria frente a la visión egoísta, y valorizando el intercambio. Ya los agregué a mi lista de enlaces, espero que les aporte alguna visita! Mucha suerte en su emprendimiento!. Los seguiré leyendo.
Saludos!
¿hacemos intercambio de links?
Si quieres agrega mi link con el titulo "Rock nacional".
Contestame desde el formulariode contacto de mi sitio asi te agrego. Gracias
www.acasta.com.ar
Saludos
noto mucho resentimiento en la editorial, quiénes son los que los critican? yo creo que está muy buena la revista y no tiene que importarles lo que digan los demás.
Estimado Anonimo: Resentimiento? no nos parece. En todo caso la editorial actua como una toma de posicion frente a...
Por otro lado, la critica sirve cuando es buena leche, y esas son las que esperamos recibir, sean buenas o malas.
Y por ultimo, gracias y que suerte que la revista te gustó.
M
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