viernes, 27 de junio de 2008

De la poesía


En la “A” se encuentra el poema, y decirle “A” completa el sentido de la letra. El grafema adelanta el sonido, aunque para ser grafema debió ser antes sonido. El poema entonces debe ser sonido antes que escritura.
El sentido de la visión completa el arte del verbo, si veo la “rosa”, sé que en ella pervive la sustancia sonora dispuesta a ser poesía. ¡He aquí la rosa! ¿Dónde? ¿En las oscilaciones acústicas del aire, en el relieve de tinta estampado sobre la lámina o en la retina codificando los píxeles que llegarán al área cerebral encargada de descifrarla? Si el poema existe, debe formarse de esta triple conjugación
.

Yo prefiero el sonido sobre otras sensaciones, no se puede ser poesía sin ser recitada. En el arte, la palabra por sí misma no tiene valor, por ello detesto la ineficacia de la mente para grabar y guardar. Si fuese la memoria un registro interminable de formas artísticas, descubriríamos con sólo escuchar versos la forma perfecta del arte, prescindiendo de la escritura que recaba y almacena información para ahorrarle trabajo al perezoso pensamiento moderno.
No hay poema en la lectura silenciosa, el grado más cercano a lograrlo es la primera lectura. Releer en busca de sentido es darle muerte como arte, dictar su sentencia definitiva; que la poesía en un segundo sentido se pierde irremediable. Sólo una interpretación absolutamente distinta podría recuperarla. Estimo que nadie ha logrado aún un segundo estado del arte. Como en una enunciación, no existe un segundo acto poético enunciativo que duplique el original.
La rosa es una y todas en su manifestación simbólica, el poeta interpreta la rosa y pretende con ello decirla, estamos frente a un momento crítico: ¿Si enuncio mi rosa para ofrecerla como arte, puede ella adquirir mayor sentido que yo mismo? Entonces, acabo de desplazar todos los sonidos de mi vida por una sola secuencia fónica. Sea el poeta menos que la flor, que recién entonces hemos alcanzado el arte. Si quieres ser autor no pretendas ser literatura, que ni Kafka ni tú lo serán jamás, el verdadero poeta ha de diluirse detrás de su creación. La autoría es el mal de las Letras, la génesis de su imperfección; si has creado el mundo debes dejarnos disfrutarlo sin importar su hacedor. Tu sonido (nombre) fuera del poema debe no tener sentido, lo artístico ha de valer por su voz propia y no depender de una firma.
Cuando la “rosa” suene tan nítida y sea suficiente para decir “rosa”, cuando el sonido adquiera el sentido exacto y desplace inevitable los otros ruidos del mundo, cuando tu vida se complazca con ella sonando; entonces un lector, y quizá ese único, dará razón al arte. Creo que en aquel instante habremos alcanzado el universo, la creación misma.

Calostro Verbal .

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Calostro Verbal, muy interesante tu reflexión acerca de la poesía. Comparto con vos la creencia de que el poema es antes sonido que escritura. Pero no sé cómo sonaran las palabras de un poema para un sordo que lee a Girondo o Cortázar por ejemplo.
Creo que te desvías de la verdadera esencia de un poema, que tiene que ver fundamentalmente con los sentidos que, a partir de sus palabras o sonidos gráficos o de los que sean, silencios o espacios en blanco etc. dispara. Sí, los sentidos que dispara un poema es lo único que importa. El sonido es importante solo si transmite sentido nada más. Releer un poema en busca de sentido no es darle muerte como arte; todo lo contrario, una verdadera obra de arte, tiene la increíble capacidad de contener tantos sentidos que ni aunque un poema se componga de dos palabras puede ser leído definitivamente, muerto.
Preguntás “¿Si enuncio mi rosa para ofrecerla como arte, puede ella adquirir mayor sentido que yo mismo?” y mi respuesta es sí, pero no como vos pretendes eso de la negación de la autoría. El poema, o la obra de arte adquiere mayor sentido que el autor sólo si el receptor de ella, su lector u oidor (como quieras) la captan.
Se olvida demasiado a menudo la responsabilidad del lector en la decodificación y la re-creación que la retina ejerce sobre “la rosa”. Entonces tu sermón “Sea el poeta menos que la flor, que recién entonces hemos alcanzado el arte” está demás, porque el valor extra que se le otorgue a una obra dependerá más de la retina del observador, que del puño que firma. No creo que la autoría sea el mal de las Letras, es solo un parámetro digno de ser tenido en cuenta para buscar un libro en una biblioteca o un poema en una antología.
Bué no quiero extenderme más en el tema.
En fin, me gustó tu texto porque aborda de un modo bastante profundo el sentido “de la poesía” sólo me desagrado el tono sermonero del final y esa tendencia extraña a hablar como gallego. Aquí en la argentina voceamos, la segunda persona del singular es vos no tú. Bué, es medio risible esto del vos-tú pero hace a la identidad de los hablantes y por ahí merece tenerse en cuenta.
Considero que un poema es una rosa en la oscuridad que necesita de la luz de la retina para tomar color y el color dependerá más de la luz que de la flor.


Ego

Anónimo dijo...

Estimado/a EGO:

Pensaba, cuando hablo de sonido y poesía, en los inicios literarios, cuando la escritura no existía, o más adelante cuando no todos eran alfabetos, la oralidad en esa función mágica, y no hablo solo de ritos religiosos, sino de dar vida, respuestas, comunión a un poblado o una nación incipiente. Recuerda a los juglares en la edad media, llevando en su memoria, relatos épicos y unificar sentimientos bajo la admiración de sus propios heroes, la Illiada o la Odisea, antes sonido que escritura. Los mejores poetas eran aquellos que destacaban en su entonación, locuacidad o presentación. Aquí seguro, dirás que de todas formas al sonido del poema había que agregarle la habilidad en la representación, pero siempre es mejor una voz clara a una átona. Tu percepción de la poesia es digamos temporal (no significa errónea), la escritura es una aparición reciente, seguro conocerás esta vieja discusión sobre escritura u oralidad, o la resistencia que hubo frente a su aparición, o bien el poder que todavía conserva, a pesar de la alfabetización. Hay voces que son para recitar y otras que mejor llevarlas al olvido, si alguna vez escribiste un poema, no imagino que lo hayas terminado sin haberlo leído en voz alta, y haber modificado una palabra solo por no conformarte que cadencia obtenías en ese verso. Y no hablo solo de la rima, tan bastardeada lamentablemente, sino también del verso libre que debe contener ritmo interno. Sobre si un sordo puede percibir poesía aún sin escucharla, efectivamente tiene esa ventaja frente al ciego que nunca podrá percibir pintura directamente. Pero lamentablemente, por mas interpretación que consiga, habrá perdido la esencialidad poética que es el sonido, pensar lo contrario sería como creer que toda obra pictórica tiene la misma lectura si se la trasladase al blanco y negro y tonos grises.
Sobre la autoría no discuto la importancia en la elección de un título, y seguro no te equivocarás si tienes algún autor preferido, pero por suerte textos anónimos alcanzan altura literaria, nos remitamos de nuevo a “Homero”. Los concursos literarios se basan en esta premisa, se exige anonimato, y con ello se fundamenta que el arte en las letras trasciende el nombre. La persistencia de un autor reconocido se ha vuelto una aceitada industria editorial, donde se premia y eleva en base a un provecho económico antes que el valor literario, sobrada muestra son varios títulos que desmoralizan por su contenido. En Jujuy tenemos algún autor reconocido que mas permanece por trayectoria que por producción innovadora. Tu nombre bloguero es una anticipación a la molestia que sientes frente a ignorar el nombre, antes que el nombre está el Ego.
Por ultimo sobre tutearte o vocearte o “ustedearte”, prefiero por ahora “tutearte” con “tu” y no con “vos”, ¿extraño verdad? Porque no quiero generar en ti cierto rechazo o incomodidad. He visto tu respuesta a Matías y mantiene distancia en segunda persona. Por no conocerte (a ti), una forma familiar podría ser un exceso de confianza y temo terminar pidiendo “tu” auto o “tu” celular… prestado.
Gracias por tu buen comentario.

Anónimo dijo...

Qué lindo tema para debatir!! Al leer la nota de Calostro quedé realmente convencida de que su pensamiento era más que acertado; pero luego de leer el comentario que deja Lía Sosa termino por coincidir con ella en que la participación del lector en la formación de sentido de un poema (de la voz) es fundamental.
Es verdad que el poema puede existir por sí mismo, así sin más. Pero adquiere valor al ser leído por otro.
Por otro lado, no discutan por el voceo o tuteo!! es lo de menos!! ahonden en el tema central de la discusión.

¿Cuando sale el próximo número? ¿Es verdad que publican un nuevo cuento de Pablo Baca?
Saludos!
Vale

Anónimo dijo...

¡CHAN!

Anónimo dijo...

“Releer un poema es darle sentencia definitiva” no es negar los sentidos que cada lector encuentre, ni los múltiples que uno mismo pueda darle. La ambigüedad o las variables semánticas de la palabra, no son propiedad de la poesía sino del lenguaje que tan hábilmente manejamos. Detrás de la segunda lectura, escondemos cierta incapacidad de interpretación, cierta inseguridad en lo que percibimos del texto. ¿Dónde se encuentra el quiebre. Es una falencia del autor, texto o lector? Aún si fuera una búsqueda de la afirmación de la primera lectura, se trata de acomodar la apreciación espontánea a una serie de estructuras donde se basan nuestra idea del arte. Y si toda estética fuera una valoración independiente, variable tras cada lectura, estaríamos negando una y otra vez la posibilidad del arte. En realidad no niego la crítica, única opción detrás de la segunda lectura, sino que afirmo que la primera es la verdadera. Las posteriores son una crítica a la inicial. Si el arte se construye desde la crítica estoy en absoluto acuerdo que mas de una lectura son tan válidas como cualquier anterior, siempre hablando del mismo lector. Pero existe "un antes" a la crítica (mezcla platónica y fenomenológica) inherente en la apreciación artistica.

Sentidos y sentido van armonizados en la primera lectura. ¿Cuál sentido prevalece en la lectura? ¿Vista u oído? La hegemonía de la escritura desplaza al sonido, para darle preponderancia al tacto en la creación y a la vista en la interpretación. De Dorra aprendimos que el escritor expulsa del cuerpo la tinta para crear el poema, los números binarios que trascienden el teclado, el tacto es la última frontera entre lo interior y su afuera. El lector consume pero no toma contacto, mantiene distancia de la creación. El texto no se introduce, como si sucede en la lectura, la voz invade el cuerpo ajeno para inyectarle sus decibeles. Es otra instancia, donde prevalece el contacto, el roce, lo físico, más íntima si se quiere. Por eso,en parte, mi preferencia.

Lamento la insistencia en descubrir las instancias anónimas, permitieron el fluir del intercambio sin corsés de nombre, ni protocolares. Pero ya sabemos Jujuy es demasiado chico para insistir en nick-nombres. Agradezco sus comentarios y sobre todo festejamos el interés por la literatura, que al fin y al cabo es lo primordial, ;-) más que el propio nombre.